domingo, 7 de noviembre de 2010



Dentro del contexto del pensamiento occidental, esta idea surge en el Diálogo de un desesperado con su alma o Disputa entre un hombre y su Ba de la Literatura del Antiguo Egipto (siglo XXI a. C.), cuyos ecos reaparecen en el posterior Libro de Job, y, después, en el llamado "pesimismo griego" o con la doctrina del filósofo cirenaico Hegesias. Ya Plutarco refiere, tomándola de Aristóteles, la famosa leyenda del Sileno, quien declara:
Con todo, la fundamentación más o menos sistemática del pesimismo tiene lugar con los filósofos del irracionalismo del siglo XIX, tales como Schopenhauer, Mainländer, Eduard von Hartmann, Julius August Bahnsen y Søren Kierkegaard, y algunos grandes poetas lo asumieron, como Thomas Hardy y, antes que él, Giacomo Leopardi. Este formuló su teoría más cerrada en su Diálogo entre Tristán y un amigo:
El género humano no creerá nunca no saber nada, no ser nada, no poder llegar a alcanzar nada. Ningún filósofo que enseñase una de estas tres cosas haría fortuna ni formaría secta, especialmente entre el pueblo, porque, fuera de que todas estas tres cosas son poco a propósito para quien quiera vivir, las dos primeras ofenden la soberbia de los hombres y la tercera, aunque después de las otras, requiere coraje y fortaleza de ánimo para ser creída.
Ya en el siglo XX, se enrolan también en esta corriente de pensamiento los existencialistas Martin Heidegger y Jean-Paul Sartre, y Émile Michel Cioran.
Es posible referirse también a cierto trasfondo pesimista inherente a las religiones (particularmente el budismo), aunque todas tienden, en mayor o menor medida, a garantizar algún tipo de redención. Para el cristianismo, por ejemplo, la esperanza es una de las llamadas virtudes teologales.
El pesimismo adhiere, en consonancia con el espíritu de ciertas exégesis bíblicas, a la noción de que este mundo es la morada del mal. De ahí que este concepto se relacione, bastante frecuentemente, con doctrinas tales como el escepticismo, el nihilismo, el maniqueísmo, el ascetismo e incluso el misticismo, entre otras.

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